viernes, 30 de mayo de 2014

Viernes 30 de mayo, hora de cerrar el blog...

Y llegó el último día. Me levanto temprano, Termino de cerrar maletas, le escribo una nota de agradecimiento a mi compañero y limpio un poco la habitación. Me doy una ducha. No puedo desayunar nada porque no me queda casi nada en el frigo. Tampoco tengo mucha hambre.

Así que decido salir pronto para hacer algunas compras y regalos. Al salir empiezo a tomar fotos de la calle y el piso donde he vivido. Quiero tratar de conservar el recuerdo del camino que hacía, mas o menos.







En el puente que habitualmente cruzo ya han empezado a moverse las tipicas barcas turisticas de esta zona.


Casualidades de la vida, al pasar el puente me encuentro de nuevo con la española, que viene del médico. Nos compramos unos croasanes (panne du chocolat, como dicen aquí) y nos volvemos a re-despedir. Empleo las dos horas siguientes en pasear por la ciudad, mirar escaparates y comprar algunos detalles pequeños (pequeños por que no tengo más dinero y por que no me caben en la maleta más cosas).

A las 11.30h ya en el apartamento, ultimo detalles y cuando todo está listo, me pongo a escribir mis últimas líneas en el blog. A las 13.30h tengo que coger el tren que me llevará al aeropuerto y poner oficialmente fin a esta aventura en tierras belgas.

Ha sido una experiencia increíblemente positiva, en lo profesional, por supuesto, pero principalmente en lo personal. He conocido a mucha gente, gente maja. He evolucionado en lo personal, y aunque me voy algo maltrecho físicamente, va a ser una experiencia que perdurará en mi recuerdo para siempre. Tanto los grandes momentos (imposible enumerarlos ahora, pero la noche de la Décima con los amigos es difícil de obviar), como en los malos momentos (de soledad y de echar en falta a la familia). Pero creo que el balance final para mí es que lo volvería a repetir sin dudarlo (aunque ahora es tiempo de regresar y estar con los míos).

Muchas gracias a todos los que me habéis seguido (principalmente mis amigos desde España, pero me consta que también desde otros lugares).

Seguro que nos escribimos/leemos en otro blog.

Adiós.

Jueves 29 de mayo, segundo día de despedidas

Hoy jueves 29 es festivo aquí en Bélgica. Tenía pensado acercarme a ver alguna ciudad, pero la noche pasada, entre una despedida y otra, acabé tarde y con mucha cerveza en el cuerpo. Esta mañana me levanto cansado y resacoso. Además, tengo pendientes dos o tres despedidas más esta tarde, por lo que procuro descansar un poco.

Me levanto y me doy una ducha larga, para tratar de despejarme. Un ibuprofeno con el desayuno para mitigar el dolor de cabeza y procuro relajarme un poco. Salgo en busca de un cajero para sacar dinero para hoy y mañana. Mando unos mensajes para organizar mi horario de despedidas de la tarde. Lo tengo bastante justo, la verdad.

Llego al apartamento y empiezo a recoger mis cosas y preparar las maletas. Tengo un problema considerable. Vine en Vueling con una maleta facturada de 20kg, mi maleta de mano (que pesaba mas de 10kg, pero que no se entere nadie) y mi laptop. El problema ahora es que la vuelta con Ryanair solo me permite 15kg en la maleta facturado. Tremendo problema, que empiezo solventándolo tirando algo de ropa y unos zapatos que tengo ya estropeados. Meto lo importante en la maleta pequeña, la que se viene conmigo. Estoy seguro de que pesa más de 10kg. El resto va a la maleta a facturar. Cruzo los dedos por que no pase de los 15kg, pero tengo un plan B: en una bolsa he metido lo que puedo tirar por que está ya viejo.

Como algo de lo que queda en el frigo. Lo que sobra, lo echo a la basura (esta noche cenaré fuera y mañana no creo que me prepare nada). Me pongo a ver una película interesante "Coffee Town", que debo dejar a medias por que me mandan un mensaje para quedar: primera despedida. Se trata de la chica española que conocí el pasado sábado. Está trabajando en su laboratorio, baja un rato charlamos y nos despedimos (primer cerveza). A mi regreso al apartamento hablo un rato con la familia, pero un poco antes de las 18h salgo para la segunda despedida, con mi compañera algerina. Quedamos en el bar Buffon du Roi. La acompaña el novio de una amiga. Tomamos un nestea y charlamos un rato. Luego pasemos por la ciudad un rato. Namur desde hoy y hasta el domingo esta en fiestas. Lo que se conoce como Namur in Mai. Hay espectáculos en la calle, puestos de comida casera y mucha animación.






A las 19:45h me despido de ella y me marcho al apartamento. Segunda despedida, con un nestea, en este caso. A las 20.30h he quedado para despedirme con el español que conocí en el futbol y su vecino griego, con el que he jugado al futbol durante mi estancia aquí. Meto en una bolsa cosas que me han sobrado y que no voy a llevarme por el peso: un par de cervezas, arroz, nísperos, billetes de tren y poco más. Antes de ir a mi tercera despedida, paso por el apartamento de la pareja italiana, donde está por allí el suizo. Le doy las cosas y nos re-despedimos otra vez. Fue más fácil con una cerveza en la mano. Espero que en el futuro la vida nos depare un reencuentro.

A las 20.30h llamo al español. El griego está terminando de ver la final de basket griega, y se nos unirá media hora más tarde. Nos vamos al restaurante de sushi donde ya estuviera con los italianos. Hablamos largo rato. Se nos une el griego y tomamos algo de sushi, en mi caso, con una cocacola. Después nos dirigimos a Piano Bar (mi última vez). Tomamos un par de pils (Maes) y hablamos. El chico griego es muy buena gente, a verdad. Ya lo intuí en los partidos. También el español. Nos movemos al Buffon du Roi y nos sentamos en la terraza, con mi última cerveza belga en la mano (Leffe Royale), oyendo música y charlando. Es un momento muy agradable.

A las 00h nos despedimos y me dirijo al apartamento. Cansado, caigo rendido en la cama.

Lo mejor del día: darse cuenta de la cantidad de gente (muchos amigos) que he conocido aquí en Namur
Lo peor del día: se acabó.


jueves, 29 de mayo de 2014

Miércoles 28 de mayo, primera gran despedida

Me levanto como siempre, algo tarde y llego al trabajo casi a las 9h. No he visto a mi compañero de piso, pues de nuevo pasó la noche fuera.

En el trabajo me saco un café pero no me lo puedo terminar. Será mi último café en la Universidad. Empleo la mañana corrigiendo exámenes, charlando con mis compañeros de laboratorio y pasando a saludar a los compañeros de otros laboratorios o dependencias que he ido conociendo aquí. Alguno está ausente este día, por lo que me resulta imposible cruzar una despedida.

A las 12:15h hemos quedado para ir con el jefe del laboratorio a comer. Invita la Universidad, menos mal, pues ando ya en números rojos. Nos lleva a un lugar céntrico y elegante. Comemos de menú, por solo 25 euros. Mi elección, pastel de verduras de primero y canguro de segundo (si, si, carne de canguro). El pastel resulta soso, pero el canguro esta delicioso. Rematamos con una especie de coulant de chocolate que tardaré en olvidar. La comida deliciosa, y por fin una comida fuerte para recuperarme de estos días.

Al salir del restaurante y ya de regreso al laboratorio, paso por delante de la Piadinería Giuseppe y entro para saludarlo y despedirme. Cruzamos palabras y un fuerte abrazo. Ya dentro de la Facultad, hablo con mi supervisor aquí, intercambiamos ideas de futuro y planes de colaboración mutuos. Me despido de él pues ya no lo volveré a ver. No he tratado mucho tiempo con él pero es un profesional altísimamente cualificado y personalmente es un persona afable y simpática.

En el laboratorio continúo con los exámenes. Estoy con el último, cuando sobre las 16:45h los del laboratorio de al lado nos llaman para que nos tomemos unas cervezas con ellos. Esta tarde tengo planeado después del trabajo ir con mi compañero belga (de 25 años, padre e hijo) a un par de bares, a lo que hemos llamado Beer Race. Además a las 22h he quedado con los italianos y el suizo para mojar la despedida. Esta temprana invitación hace que empiece antes con las cervezas. Mi compañera algerina no se nos une (no bebe) y se queda trabajando. Nos juntamos en el laboratorio unas 10 personas, charlando y compaginando risas y cervezas. A las 18:30h acabo mi tercera cerveza. Hora de irse. Me doy cuenta de que mi compañera ya no está y no he he despedido. Pero hemos quedado para mañana jueves tarde, menos mal. Mi compañero belga y yo, junto a un amigo suyo, nos vamos a un bar donde nos tomaremos otras 3 cervezas más. El buen rollo, lo agradable del momento, las risas...todo hacen de mi tarde una gran, gran tarde. Al final de mi estancia, he conseguido conectar con mi compañero belga, el más introvertido de entre todos los que he conocido aquí. Pero el chico es una gran persona, la verdad. Probablemente uno de los amigos más importantes que he encontrado aquí, junto a los italianos y el suizo. Tengo la sensación de que la familiaridad que tengo con él es mutua (algo que confirmo mediante la recepción de un mensaje de texto más tarde, que realmente me emociona). Me despido de él, al estilo belga y salgo pitando para la casa de los italianos. Son las 22.30h y llego con media hora de retraso. Me disculpo y nos vamos a un bar. Ya llevo 6 cervezas pero esta noche volverán a caer 3 más. Charlamos un rato, y la chica italiana me sorprende con un regalo de los tres: una tarjeta con dedicatorias y una camiseta de Namur para el recuerdo. Con la septima cerveza en al mano, no me lo pienso y me cambio de camiseta en medio del bar. Seguiremos riendo un rato más y nos movemos al Piano Bar. Allí caeran un par de cervezas, eso si Pils. Sobre las 1.30 marcho para el piso. Tan solo me he quitado la camiseta cuando caigo redondo en la cama. Al día siguiente me despertaré en la msima posición. Raro, raro.

Lo mejor del día: las amistades que he hecho aquí, especialmente el belga y la terna italiano-suiza
Lo peor del día: ser consciente de que probablemente no los vuelva a ver en la vida

Martes 27 de mayo

Otra mañana que me levanto tarde, sobre las 8h. Me doy una ducha y salgo para el trabajo andando, con spotify trabajando.

En el trabajo hoy tengo exámenes para corregir desde España. Son exámenes prácticos por lo que me toca revisar linea a linea las clases implementadas y anotar todos lo errores. Me pongo con ello, aunque de manera más distendida. Los cafés estos días son largos, con largas conversaciones con mis compañeros de laboratorio. La mañana transcurre tranquila.

A las 12:30h me voy con mi compañera de laboratorio al Arsenal. Allí quedamos con el suizo y comemos juntos. 40 minutos más tarde estamos de regreso en el laboratorio. La tarde sigue entre correcciones de exámenes, pero voy muy lento, la verdad. Esperaba haber acabado hoy, pero a las 17:45h abandono el laboratorio y llevo poco más de la mitad corregido.

Por el apartamento ya anda mi compañero. Hablamos brevemente. Me cambio de ropa y me enfundo la ropa deportiva. Creo que hoy es la única tarde que tengo cómoda para ir a correr. Voy a echar mucho de menos la ruta del río. Aunque en España tengo una buena zona para correr, no es nada comparado con el entorno que ofrece la pista entre el río y el bosque. Me voy a las 18:15h y corro 11 km. El día es algo lluvioso, pero hace un poco de calor,  por lo que se agradece correr con la fina lluvia sobre la cara. La hora que estoy corriendo la lluvia no para un momento. Estoy casi empapado. Cuando estoy esprintando en el último km, me cruzo con el español con el que jugué mi último partido. Lo saludo, y el me saluda diciéndome algo. No lo oigo, pero parece que quería hablar. Cuando llego al final del tramo, no lo pienso dos veces y rehago los pasos para ver si alcanzo al español. Esta tarde no tengo nada que hacer, y estos últimos días se me cae la casa encima. No lo alcanzo antes de llegar a su piso (es vecino de los italianos). Al final habré corrido en total unos 12km. Regreso andando al piso, recuperandome. Me doy una ducha y salgo decidido. Voy a llamarlo a su casa a ver si le apetece tomar una cerveza. Me siento "raro" haciendo esto, pero en estos tres meses, si algo he aprendido es a vencer mi timidez. Lo llamo, me abre la puerta y entro en su casa. Le digo que si se apunta a tomar una cerveza, pero me dice que justo iba ahora a salir a correr él. Me despido y salgo. La situación ha quedado rara de co#ones. Conforme regreso, me alcanza el español con su ropa de running. Hablamos un rato e intercambiamos teléfono. Quedamos para una cerveza el jueves por la tarde. Le comento que llame a un amigo común griego que tenemos. Quedamos en eso.

Regreso al apartamento y mi compañero ya no está. Estoy cansado, y raro, raro. Me pongo una película y me tomo una ensalada y algo de fruta, con una cerveza.

Me voy a la cama, y aunque me costará dormirme al final agradezco desconectar la mente un rato.

Lo mejor del día: entender lo socialmente extrovertido que me estoy volviendo
Lo peor del día: raro, raro, raro

Lunes 26 de mayo, última semana

Me levanto un poco mas tarde de lo habitual. Mi compañero anda por el piso ya levantado y se ofrece a llevarme en su coche al trabajo. Desayuno rápido y salimos.

Comienza mi última semana en Namur. Esto se acaba. Tengo ya ganas de volver a España, ver a los míos y que todo se normalice un poco. Mi tiempo aquí se está volviendo raro y últimamente me cuesta concentrarme en el trabajo.

Cuando llego al laboratorio, mis compañeros ya andan por allí. Trasteo el blog, leo un par de artículos relativos a mi paper y a las 10h tengo el ensayo de la presentación de mi compañera (que se va la semana que viene a una conferencia a la India) junto a mi supervisor aquí en Bélgica y mi otro compañero de laboratorio. Después de la presentación hablamos de varios asuntos de trabajo y quedamos para el miércoles para una comida informal todos juntos. El jueves es festivo aquí en Bélgica por lo que el miércoles será mi último día de trabajo. Sigo con mis tareas hasta las 13h.

Me dirijo al Arsenal, pero esta vez llevo mi propia comida (que me hice la noche anterior). Allí me encuentro a la pareja de italianos y al suizo, mi compañero de viaje a Maastricht. Hablamos un rato sobre el viaje y sobre la fiesta del pasado sábado. Jugueteo con la comida pero no como mucho. Nos despedimos y vuelvo al trabajo.

Estaré en la oficina liado hasta las 18h. Después de pasar por el apartamento, quedo para una cerveza rápida y a las 20h estoy de nuevo en el apartamento. Tomo algo de fruta y cansado aún del fin de semana, me voy a la cama.

Lo mejor del día: ultima semana
Lo peor del día: días raros

lunes, 26 de mayo de 2014

Domingo 25 de mayo, un día por tierras holandesas...

La noche del sábado se alargó hasta la madrugada del domingo. Al final acabé dormido casi a las 5:30h de la madrugada. A las 7:30h me suena el desperatador para ponerme en marcha. A pesar de no haber dormido nada, sigo manteniendo el viaje a Maastrich con mi compañero suizo (el cuál se fue antes a la cama, si mal no recuerdo).

Me doy una ducha tibia para hacerme regresar del mundo de los sueños. No tengo el estómago muy bien, la verdad. Anoche cayeron 5 cervezas y 2 copas de vino, además de la Décima ;-) Sin embargo me obligo a tomar algo de leche. Y aunque me preparo una tostada, solo puedo comerme la mitad. Cuando regrese a España, quiero pasar por la báscula pero siento que he perdido bastante peso.

A las 9h estoy en la estación listo para coger el tren. Cruzo los dedos por que mi compañero no se haya echado atrás. Me habría mandado un mensaje por whatsapp, pero yo ya estoy sin internet. A las 9:10h aparece. Se acerca a desayunar algo, y nos bajamos al andén.

Me siento cansado, pero la 1:40h que nos separan de Maastrich la pasamos hablando. Hasta ahora era la persona con la que menos había hablado, pero es un tío realmente majo. Me entero que el lunes debe ir a Bruselas a renovar su pasaporte por que a finales de junio tiene un congreso en Boston. Ay! La dura vida del investigador. Hacemos cambio de tren en Lieja. Por cierto, poco antes de llegar a Lieja pasamos por Huy, una ciudad que alberga una central nuclear. El tren pasa muy cerca de la central y es realmente impresionante ver la construcción, las enormes columnas de vapor saliendo de las chimeneas y pensar en lo que se alberga dentro.

Llegamos a Maastrich a las 11h aproximadamente. La estación es bonita aunque algo pequeña. La gente aquí habla holandés, pero el inglés parece también de uso común.



Salimos a la calle y nos encontramos con una ciudad típica del centro de Europa. Las cantidad de bicis que vemos aparcadas en la estación nos hacen presagiar que esta ciudad está hecha para las dos ruedas.



El día es totalmente veraniego. Nos dirigimos al centro de la ciudad. Esta cerca, a menos de un kilometro de la estación. De camino empezamos a adivinar la belleza de esta ciudad.







El centro de la ciudad se encuentra al cruzar un enorme canal o río (la verdad, no lo sé). El puente es largo, me atrevería a decir que tiene más de 100 metros.




Al llegar al centro vemos una ciudad llena de terrazas donde la gente bebe cerveza y conversa. Lo primero que hacemos es dirigirnos a un punto de información. Compramos un mapa de la ciudad. Desde ese momento paseamos por las calles, plazas, visitamos iglesias y otros puntos de interés. Allí donde vemos una puerta abierta, nos metemos para ver el interior de algún edificio interesante. Las fotos se suceden sin descanso.














Llegamos al teatro de la ciudad y entramos para verlo su interior. Representan una obra sobre dictadores entiendo), y hay múltiples carteles publicitarios en el interior.



Por supuesto, no falta nuestro dictador favorito, don Paquito, y su querida esposa :-)


Continuamos la visita por la ciudad, buscando calles que aún no registran nuestras huellas. La cámara del móvil está hoy haciendo horas extras.













Llegamos a un parque cerca del centro. Es bonito y está limpio de basura y excrementos, como habitualmente pasa en las civilizadas ciudades del centro de Europa.







Continuamos callejeando, ya en busca de algún sitio donde sentarnos y descansar con una cerveza holandesa.





Tomamos sitio en un rincón donde una banda se prepara para tocar música en la calle. Además, tienen wifi gratis lo que me permite mandar algunos mensajes.


Seguimos recorriendo la ciudad y visitando rincones. La ciudad con buen tiempo es realmente encantadora. La gente en la calle, sentada en las terrazas, calles de piedra cortadas al tráfico de cuatro ruedas. Es un sitio para disfrutar.


Buscamos un sitio para comer. En una terraza nos pedimos unos bocadillos y algo para picar. Por supuesto, más cerveza.


Tras más de 1 hora y reconstituidos del hambre, seguimos nuestra visita por nuevas calles.






Desconozco si es habitual en esta ciudad todos los domingos, pero las calles están llenas de gente tocando música de lo mas variada, y de gente paseando y disfrutando del día. Encontramos que lo que parecía ser una iglesia (que en su momento lo fue) ahora es una librería. Es curioso el diseño interior, respetando la historia del edificio.






Al salir, vemos otro edificio antiguo que resulta ser en su interior una galería comercial. Modernidad y estilo antiguo se entremezclan nuevamente.






Después de este paseo, nos dirigimos a la plaza central, donde hoy se organiza un festival gratuito de música dance (electrónica). La edición pasada albergo a miles de visitantes. A la hora que pasamos no hay todavía mucha gente, pero se empieza a notar el movimiento.




Son más de las 16h y empezamos a sentirnos cansados. Planeamos el regreso a la estación, pasando por las calles que nos quedan por ver. La ciudad está creciendo a estas horas en ambiente. Pero la verdad es que tanto mi compañero como yo, empezamos a sentirnos cansados. Especialmente yo, que he dormido unas pocas horas.





De camino de regreso nos encontramos con un autobús turístico como el de los que habitualmente se ve en películas y series americanas (Los Simpson, por ejemplo). Es realmente curioso verlo de cerca.




También me llama la atención un escaparate de ropa "extraña" donde algunos maniquíes visten máscaras extrañas. Una de ellas parece sacada de la película de Hellboy.



Llegamos a la estación media hora antes de que salga el tren. Andamos realmente cansados, y mis pies (especialmente el derecho) empieza a resentirse con el mismo dolor que sufí a principio de semana. Espero descalzo y soñoliento a la llegada del tren.


Cuando llega al tren, nos subimos e intentamos dormir hasta Lieja. Una vez en nuestro punto intermedio, hacemos cambio de tren dirección a Namur. La estación de Lieja ofrece una cúpula impresionante en altura y tamaño. En el camino de regreso casi no dormimos e intercambiamos unas pocas palabras. Aprecio en este compañero de viaje la posibilidad de tener largos momentos de silencio que no resultan para nada incómodos (lo prefiero antes que conversaciones forzadas)..


Llegamos a Namur casi a las 19h. Dejo las cosas y me doy una ducha relajante. Hablo con la familia mientras ceno algo. Me voy pronto a la cama (antes de las 22h) y caigo rendido en cuestión de minutos.

Lo mejor del día: Maastrich se nos mostró como una ciudad abierta, amable y bella.
Lo peor del día: los dolores no remiten pero tengo planeado salir a correr esta semana para despedirme de la ruta del río